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Bajo el manto del término neurodiversidad se esconde una multiplicidad de fenómenos anclados a la propia vivencia personal de cada individuo. Precisamente, este resulta clave para comprender por qué hasta ahora no se ha producido un interés científico en el ASMR.

Como cualquier condición psicológica, se trata de un fenómeno inherentemente difícil de explicar. Tal y como dijo Tom Stafford, profesor de psicología y ciencias cognitivas de la Universidad de Sheffield: “La experiencia interna es la clave de gran parte de la investigación psicológica, pero cuando te encuentras ante esta situación, que no puedes ver ni sentir, que ni siquiera le pasa a todo el mundo, acabas en un punto ciego. Es como la sinestesia, considerada durante años un mito, hasta que en los años 90 apareció una manera fiable de medirla”.

El déficit de comprensión hace que gran parte de los psicólogos asocien el ASMR con otras condiciones mentales ya catalogadas.

¿por qué resulta tan confuso?

SINESTESIA

La primera, y más común confusión, se da con la sinestesia. Como explica el profesor del Instituto de Psicología Médica de Frankfut, J.J. van den Bosch, en su artículo de investigación Touching sounds: thalamocortical plasticity and the neural basis of multisensory integration, los sonidos pueden producir la aparición de respuestas inesperadas en las personas. La comúnmente conocida como sinestesia, una condición por la que un estímulo puede activar otro completamente diferente, es a menudo usado como diagnóstico del ASMR, ya que, como lo definen sus consumidores, al ver y oír diferentes impulsos, tienen la percepción de ‘ser tocados’ por ellos. 

MISOFONÍA

Otra equivocación usual suele ser la misofonía.

Se trata de un trastorno psiquiátrico que consiste en el rechazo a ciertos sonidos del día a día. Mientras que existen algunos sonidos que pueden funcionar como disparadores de esa intolerancia, también pueden existir aquellos que produzcan el efecto contrario, el ASMR.

FETICHISMO

La última asociación se da con el concepto de ‘sexualidad’.

Desde la aparición de las primeras comunidades de ASMR se ha luchado contra esta idea equivocada, potenciada, en este caso, no por la comunidad científica, sino por los medios de comunicación ante el auge inesperado de este contenido. Algunos medios, como el británico The Sun, han llegado a relacionar el ASMR y la alta cantidad de mujeres creadoras de este tipo de vídeos con un contenido “pornográfico suave”. No obstante, los creadores, tanto hombres como mujeres, se han desmarcado de esta relación, manteniéndose al margen de los estímulos o interacciones sexuales en sus vídeos.

El gran desconocido
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