
Cruje, sorbe, rasca
La realidad detrás de la tendencia del ASMR
el gran desconocido
Imagina que estás apaciblemente estudiando en una biblioteca. De golpe, comienzas a oír a tu alrededor multitud de sonidos. Unos dedos golpeando suave y acompasadamente un teclado, unas amigas susurrando para contarse sus planes del sábado, unas páginas de libro pasando lentamente... Existen dos opciones. La primera es que, como para el común de los mortales, esto te pase desapercibido, a no ser que su volumen y repetición te acaben molestando. La otra posibilidad es que esos sonidos te provoquen una sensación… ¡placentera!
Si sientes ese hormigueo, probablemente conozcas el ASMR.

Fuente: Satisfying ASMR. Licencia Creative Commons.
ASMR son las siglas en inglés de Autonomous Sensory Meridian Response, es decir, respuesta sensorial meridiana autónoma. Este conjunto de palabras casi indescifrable es un intento por definir un fenómeno biológico complejo de explicar. Se trata de un hormigueo, una sensación agradable que recorre partes de la nuca, la cabeza y la espalda y que es generado por un conjunto de estímulos cognitivos, visuales y auditivos.
El estado subjetivo al que hace referencia el concepto de ASMR es algo similar a la sensación producida por un masaje, no basado en el contacto, sino en las imágenes, el sonido envolvente y la retroalimentación psicológica que todo eso desencadena. Es por ello que otra de las acepciones de este fenómeno es la de “orgasmo cerebral”.
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Hasta ahora se creía que sólo el contacto físico del masaje podía provocar esa sensación de placer. Sin embargo, recientes estudios sobre la materia, como el realizado por Emma Barrat y Nick Davies de la Universidad de Swansea - Reino Unido - demuestran que simplemente ver a alguien auto-masajeándose mientras se cepilla el cabello puede generar las mismas percepciones.

Fuente: Satisfying ASMR. Licencia Creative Commons.
Según miembros de la comunidad ASMR - como Mª Eugenia Bermejo, creadora de este tipo de contenido, o Aitor García, consumidor - ese sentimiento ha existido desde los orígenes de la humanidad. Las personas que lo experimentaban, lo atesoraban o ignoraban. El hecho de que este fenómeno no tuviera nombre hasta 2010 sugiere que la mayoría de estas personas optaron por no hablar de ello. "Al principio lo veía como una curiosidad, pero ahora forma parte del día a día", declara Aitor.
Sin embargo, sin tener nombre ha llegado muy lejos, hasta el siglo XXI donde, gracias a la aparición de internet, la vox populi ha surtido efecto. Donde antes uno se creía uno entre un millón, ahora se pueden encontrar a miles en la misma situación. Hasta hace unos años, Mª Eugenia se sentía como un "bicho raro" porque no comprendía qué le sucedía hasta que encontró esta tendencia. Numerosos sitios web, foros de discusión e incluso sitios tan usuales como Wikipedia, recogen no sólo la sensación, sino un término que hasta entonces no tenía denominación, el ASMR.